El encuentro entre el hombre y la tecnología es el drama central de nuestro tiempo.

Myron Krueger

El desencanto con la simplificación de la realidad, provocada por la tecnificación de todos sus aspectos, está en la base de las creaciones recientes de Nourathar. En sus dispositivos, instalaciones y performance abogan por la tecnología como herramienta para apreciar la complejidad, los infinitos matices y las interconexiones que hacen posible el poema de la existencia. Proponen una relación poética con la tecnología que favorezca el silencio interior, como alternativa a  la cacofonía tecnológica que nos rodea y distrae.

Los dispositivos hypnosóficos ponen de relieve la obsolescencia de tecnologías que determinaron realidades históricas, a la vez que subrayan cómo las promesas de futuro inherentes a estos aparatos se han transformado y desvanecido con el tiempo. La confluencia de técnicas proto-cinemáticas con herramientas digitales, invita al público a adentrarse en un mundo habitado por futuribles de un pasado imaginario y recuerdos de un futuro onírico.

Aunque carecen de sonido, el contenido de las obras se aborda con un sentido musical en lo rítmico y formal. Cada pieza se caracteriza por una particular construcción del espacio físico-virtual, donde se despliega una música silenciosa y visual, que busca contrarrestar el ruido permanente al que nos someten las tecnologías de la comunicación.

Las piezas interactivas de Nourathar invitan a los usuarios a explorar las conexiones entre los espectros de la luz, el color y el sonido. La experiencia física del visitante con estas obras, genera nuevas correspondencias en las que el público se convierte en participante activo de la obra.

Nourathar dedica esta exposición a la memoria de Franck R. Tassi.